La batalla cultural es una fantasía importada desde los EEUU, anclada en una serie de distorsiones paranoides que surgen desde una mutación en el concepto de propiedad, donde un enemigo organizado -la izquierda internacional, los judíos, los masones, etc.- tienen por único objetivo quitarte tus propiedades.
Tu dinero, tus ritos, tu familia, tus tierras, tus costumbres, tu país, tu cultura, tus impuestos y finalmente tu libertad: la que abarcaría desde el libre mercado hasta la libertad de elegir no vacunarse y no ponerse mascarilla, porque esto último constituiría una violación de una libertad que sería también propiedad tuya incluso si afecta la libertad de otros. Sacúndanse Sartre y Voltaire.
Esta fantasía de tipo gamer paranóica alimentada en torneos de Call of Duty, sostenida por un grupo tan organizado como el enemigo invisible que denuncian, tiene por clichés de combate -entre otros lugares comunes-, denunciar la envidia, la victimización y la intolerancia de los tolerantes.
“La Izquierda” sería un grupo altamente organizado de gente envidiosa que les quiere quitar sus propiedades, entre las cuales se encuentran -por poner un ejemplo- el matrimonio: ¡porque resulta que el matrimonio tiene dueño!
En consecuencia este sería una propiedad de extensión limitada, y si es que alguien quisiera casarse digamos -por el matrimonio civil-, esto sería a costa del matrimonio religioso y no estaría motivado por el anhelo de formar una familia o por amor, sino que por envidia.
Yo mismo por ejemplo, que me casé por el matrimonio civil, me habría casado por envidia.
¿Mis amistades en matrimonios del mismo género?
Años sosteniendo una farsa envidiosa para quitarle el matrimonio a la UDI y a la Iglesia Católica….
Pido disculpas por lo extenso de este texto, pero cuando escuchas a alguien como el flamante Diputado Electo Johanes Kayser diciendo que “las mujeres no salen a trotar por miedo a que las violen los inmigrantes” (las mujeres y los trabajos “tomados por inmigrantes” también serían propiedad), me parece importante compartir argumentos que ojalá ayuden a reconocer y argumentar sobre disposiciones mentales y mutaciones conceptuales como estas que hacen tanto mal.
Son muchas las cosas que se multiplican cuando se comparten: encontrar esto eso es una de las cosas más bonitas de ser humano.
La falacia libertaria se basa en una obsesión con que todo lo que se comparte -incluso la felicidad- se divide, y que en esta división siempre salen perdiendo. Suma cero de la envidia y la victimización en donde -creyendo también ser propietarios y no testigos de la verdad- terminan por articular una forma particularmente triste de envidia al prójimo: donde pasas por la vida pensando que la razón por la cual dejaste de ser feliz, es que tu felicidad se la robaron personas que no quieres conocer, ni te interesan.
¿qué cosa más triste no?